En los últimos años, la parte de la sociedad más joven, niños y adolescentes, muestra un aumento de la prevalencia y la gravedad de problemas psicológicos que evidencia una asistencia terapéutica para lidiar con aspectos concretos de su día a día.
Los motivos de consulta más comunes en terapia suelen centrarse en tratar una buena adquisición de hábitos, resolución y acción enfocada a malas prácticas, problemas conductuales, desobediencia, autocontrol, gestión emocional, dificultades para relacionarse y autoestima. A su vez, en los últimos años se observa un aumento de sintomatología depresiva y ansiedad que se escapa de las manos de los más jóvenes, por lo tanto, el rol del terapeuta es imprescindible para identificar dichos aspectos y trabajar en ellos.
A través del diálogo se conoce al paciente y se crea un vínculo fuerte para poder mostrar a los jóvenes como enfrentarse a diferentes situaciones a partir del autoconocimiento de uno mismo, siempre acompañado de su terapeuta para reforzar todos los avances y brindar apoyo en las situaciones más complicadas.
La sobre estimulación que rodea al adulto actualmente generan un aumento de cortisol en el que desencadena un estado de estrés constante con el que es muy difícil lidiar.
Aspectos como la toma de decisiones, dificultades para relacionarse o bien la adquisición de habilidades sociales, la gestión emocional y la lucha contra la procrastinación son las principales dificultades que llegan a consulta. Ahora bien, en los últimos años el aumento de la sintomatología depresiva y ansiedad cobra más protagonismo. Por lo tanto, a través de un enfoque cognitivo-conductual, se trabaja con el terapeuta aspectos más profundos de la vida del adulto para manejar todo tipo de situaciones.
Buscar una relación sana, con una buena comunicación y responsabilidad emocional sin ayuda de un profesional es totalmente posible, pero no siempre hay una predisposición plena y constante. Desde este tipo de terapia se trabaja la dependencia emocional, los celos, las inseguridades, la autoestima y sobre todo los canales de comunicación.
Así mismo, desde terapia se busca crear un espacio donde la pareja pueda exponer sus inquietudes para llegar a un conocimiento exhaustivo del tipo de relación con la que se cuenta y trabajar para mejorar aquellos aspectos que nos llevan a afirmar que poseemos una relación sana.
En este tipo de terapia se incluye también la orientación a padres. Es totalmente normal que notemos que la paternidad y maternidad ‘’nos viene grande’’, pero nada más lejos de la realidad, ya que con las herramientas necesarias y la adquisición de conocimientos en terapia se puede aprender a lidiar con ese tipo de pensamientos y adoptar conductas prolíferas para evitar la frustración.